viernes, 14 de octubre de 2011
EL FRUTO DEL REINO
Jesús dijo lo siguiente: "Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y dado a gente que produzca los frutos de él" (Mateo 21:43). En otro pasaje también habló del tema: "Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que les he comunicado. Permanezcan en mí, y o permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí. Yo son la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada" (Juan 15:1-5 NVI)¿A qué fruto se refería? Será importante entender responder esta pregunta para que sepamos cuál es el fruto que debemos llevar y estemos advertidos y preparados. Veamos otra porción bíblica: "Entonces les contó esta parábola: Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo, pero cuando fue a buscar fruto en ella, no encontró nada. Así que le dijo al viñador: Mira, ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no he encontrado nada. ¡Córtala! ¿para qué ha de ocupar terreno? Señor -le contestó el viñador-, déjala todavía por un año más, para que yo pueda cavar a su alrededor y echarle abono. Así tal vez en adelante dé fruto; si no, córtela" (Lucas 13:6-9 NVI). A raíz de lo leído, pienso que el fruto a que se refiere Jesús son almas, más específicamente hijos espirituales. Si lo queremos decir de manera más apostólica, el fruto del reino son discípulos. Pronto estaremos frente al Señor para dar cuentas, así que te animo, querido hermano, a dar fruto haciendo discípulos. Recordando que hacer discípulos es mucho más que evangelizar, es formar.
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