
Los cambios que Dios ha traído a su pueblo con la restauración apostólica, han generado expectativas, oposiciones y algunas interrogantes. Quienes participamos de ella tenemos muchas expectativas sobre lo que va a suceder en los próximos años porque definitivamente hay mayor poder a disposición de los que creen. Quienes no participan de la restauración, por razones obvias se oponen a ella con argumentos teológicos y también magnificando todos los errores que cometen los apóstoles y profetas. Algunas interrogantes que se plantean entre quienes se abren a este mover de Dios son estas: ¿cuál es la tarea principal de los apóstoles? ¿cuál es la labor específica de los profetas? ¿cuál es el rol de los pastores en este mover de Dios? ¿qué diferencias hay entre la labor de apóstoles y evangelistas? ¿Si los apóstoles administran los misterios de Dios, qué hacen los maestros?.
Hoy queremos concentrarnos en el intento de dar respuesta a la primera de esas interrogantes: La tarea principal de los apóstoles.
Después de reflexionar por un buen tiempo acerca de esta interrogante, he llegado a la conclusión que la tarea principal de un apóstol es hacer discípulos. Cuando Jesús recibió toda la autoridad en el cielo y en la tierra, entonces envió a sus discípulos a hacer discípulos (Mateo 28:18-20).
Realizar conferencias, plantar iglesias, hacer campañas y muchas otras actividades más son importantes pero secundarias y la mayoría de ellas accesorias a la tarea de discipular. Por mucho tiempo se dijo que la principal tarea de la iglesia era predicar el evangelio, dando por sentado que todos tienen la obligación de hacer lo mismo. La restauración apostólica nos ha planteado otra forma de ver este tema: Toda persona necesita formación y sólo los que son formados y aprobados son enviados a hacer la tarea. En otras palabras, se requiere ser enviado, actuando con autoridad delegada,para ser respaldado por Dios. No formamos nuestro propio pueblo sino el pueblo de Dios.
El mayor mal que hay en la tierra es la rebelión. La gente tiene muchos problemas para reconocer autoridad y sujetarse a ella. Antes de la venida de Jesús, debe haber un pueblo bien dispuesto. Sólo puede haber un pueblo preparado cuando se establece una relación espiritual de padres e hijos, según lo que se puede colegir de Malaquías 4:5-6 y Lucas 1:17.
Ante este panorama, que ya está profetizado en 2 Timoteo 3:1-5, el Señor ha dispuesto que la relación del discipulado sea una relación paterno filial, es decir de padres a hijos. El Señor viene por una familia. No viene por muchas sino por una familia en donde hay padres e hijos en una sucesión constante y espiritual.
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